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Capítulo 1

El comienzo

La sensación de formar un grupo, es lo más grande que puede tener un muchacho. La sensación es tan fuerte… empiezas a entender el medio, a soñar, a pensar en los diseños, en las ideas para hacer un concierto…

Cuando niño yo no tenía claro si quería ser músico; yo estaba loco por jugar pelota. Yo estaba estudiando piano como mismo estudiaba cualquier otra asignatura. Cuando niño no eres consciente de esos procesos. Esa certeza la tuve realmente cuando empecé a componer; en esos cubículos de la ENA en los que, en vez de irte para tu casa, te quedabas en un piano hasta las ocho de la noche componiendo. Ahí fue cuando cogí conciencia de que me gustaba eso.

Mi primer recuerdo musical lo tengo clarísimo: estar esperando Colorama —el único programa televisivo de los años ochenta que ponía videos musicales internacionales, en toda la televisión cubana—, los miércoles a las 11 de la noche, para ver el nuevo video de Michael Jackson. Yo lo esperaba como si fuera lo más grande del mundo. Para mí esperar los estrenos de Michael Jackson era lo más grande del mundo. Me imagino que como mis papás me veían en esa historia, pensaban: ‘bueno, se va a dedicar a eso, con tanto lío que tiene con lo de Michael’.